La prematuridad es actualmente reconocida como una causa de morbilidad ocular, la que se incrementa aún más cuando los niños desarrollan ROP.

Los niños con antecedentes de ROP con o sin cambios retinales visibles han ido alcanzando la edad adulta y con ello se han hecho manifiestas complicaciones atribuíbles a la prematuridad que hacen que estos pacientes requieran de un control oftalmológico de por vida. Entre estas complicaciones oftalmológicas se encuentran la temprana aparición de cataratas y glaucoma de ángulo cerrado y neovascular, una mayor incidencia de alta miopía, desgarros retinales y desprendimiento retinal regmatógeno y exudativo, parálisis oculomotoras e hipoplasia del nervio óptico, entre otras.

Los niños que desarrollan algún grado de ROP presentan cambios retinales que tienen significado clínico futuro. Entre estos cambios se encuentran:

Cambios vasculares: anomalías en la bifurcación de los vasos retinales periféricos, vasos telangiectásicos en la periferia retinal, mala perfusión vascular periférica, agudización en el ángulo de las arcadas vasculares principales, tortuosidad vascular, etc.

Cambios retinales: cambios pigmentarios (Foto A), ectopia macular, alteraciones en la interfase vítreo-retinal, zonas de atrofia retinal, degeneración lattice, desgarros periféricos, membranas vítreas (Foto B), tracción papilar, pliegues retinales (Foto C), esquisis retinal, etc. (17,19).

 

Foto A
Foto B
Foto C

Los pacientes que desarrollan algún grado de ROP, tienen un riesgo elevado de hacer DR regmatógenos durante toda su vida. Estos desprendimientos tienen un mayor índice de falla en la reparación primaria, sin embargo cuando su reparación considera la utilización de buckle más vitrectomía o vitrectomía sola el pronóstico visual y anatómico es bueno (18).

La miopía y alta miopía son un problema común en los pacientes prematuros y su incidencia se incrementa mientras más prematuro sea el RN, independientemente del grado de ROP que este desarrolle y mientras mayor grado de ROP desarrolle independientemente del peso de nacimiento y edad gestacional. Esta alta miopía no estaría dada sólo por una miopía axial sino que por una combinación de esta con cambios en la curvatura corneal, aumento en el diámetro antero-posterior del cristalino y un desplazamiento del diafragma iridocristalineano (20).

Algunos estudios han postulado que la prevalencia de alta miopía sería aún mayor en aquellos ojos tratados con crioterapia que en los controles y en aquellos ojos tratados con láser la incidencia de alta miopía sería menor (33). Sin embargo la evaluación de los datos obtenidos a los 10 años del CRYO-ROP Study sugiere que el desarrollo de un error refractivo entre +8.0D y -8.0D no sería afectado por la crioterapia y que la mayor incidencia de alta miopía en ojos tratados sería debido a que el tratamiento conservaría estructuralmente ojos que de otro modo habrían evolucionado al desprendimiento de retina y no habrían podido ser refractados (32).

Los recién nacidos de término tienen una incidencia aproximada de estrabismo de 2.5%. La prematuridad hace que este porcentaje se eleve a un 15%. Existen múltiples factores que pueden contribuir a la aparición de estrabismo en el niño prematuro, entre ellos, la presencia de alta miopía, ambliopía, anisometropía, daño neurológico y parálisis de nervios oculomotores secundarios a hemorragias cerebrales, etc. El riesgo de ambliopía y sus severas consecuencias sobre la visión hacen que debamos estar atentos a la aparición de un estrabismo para su precoz tratamiento (19,20).

 


La aparición de cataratas en el niño tratado por retinopatía del prematuro ha sido documentada y cuantificada en aproximadamente un 1% a 6%. Se ha sugerido que su aparición sería secundaria a la absorción térmica por parte del cristalino de la energía emitida por el láser captada primariamente por una túnica vasculosa lentis prominente, principalmente cuando los tratamientos son realizados con láser Argón. Se recomienda actualmente realizar el tratamiento con láser diodo 810nm., con el cual la incidencia de catarata sería menor.

Se describe también la aparición precoz de cataratas en adultos con antecedentes de prematuridad y ROP (21).

En nuestro país, los niños diagnosticados con ROP se mantienen bajo estrecha vigilancia oftalmológica, principalmente durante los dos primeros años de vida para controlar la aparición y tratar oportunamente los trastornos antes mencionados. Los niños tratados con láser o vitrectomía son controlados semanalmente hasta corroborar el éxito de nuestra intervención y luego a los 3 y 9 meses de edad corregida, a no ser que exista una patología concomitante que requiera incrementar el número de controles. Todos aquellos que desarrollaron ROP requieren control anual hasta los 7 años y de ser posible de por vida. En los controles los niños deben ser sometidos a estudios de fondo de ojo, campo visual, presión ocular, evaluaciones de motilidad extrínseca del ojo, además de evaluar periódicamente la visión y necesidad de lentes. Aquellos niños afáquicos requerirán el uso de lentes de contacto que son proporcionados al mes de la cirugía y que son revisados periodicamente.

Cuando observamos el fondo de ojo de un niño que ha sido tratado por ROP avanzada sabemos que nos encontraremos con un fondo de ojo que dista bastante de lo normal. Pese a ello debemos hacer todos los esfuerzos refractivos posibles para optimizar la visión que ese niño pueda lograr.